viernes, 28 de agosto de 2009

poema robado


"Bebí de ti tan solo medio vaso:
te tuve y, a la vez, no tuve nada.
Como besar el aire en la alborada;
como el vacío amar en el ocaso.

Vencí asumiendo siempre mi fracaso,
solté un lamento y una carcajada
cuando te tuve, al fin, no tuve nada:
bebí de ti tan solo medio vaso.

Y quién sabe si has sido la respuesta
ante el clamor tenaz de un vaso ocioso
o ante el hastío de uno atiborrado.

No puedo arrepentirme de esa apuesta
pues preferí beber –no fui miedoso—
sin pretender morir de ti embriagado."


ya sabes, casi nada personal...


martes, 9 de junio de 2009

Visión

A ver si te gusta esta visión:

Una relación plácida... grata, acogedora
Una amistad profunda... perdurable y una pasión arrebatadora


Si alguna vez esta visión se paró bajo el dintel de tu puerta
Sabemos que sólo eso fue...una visión,
Un ideal que no llegó a convertirse en realidad
Imaginario proyecto que hubiese querido (al menos en mi) concretarse
Pero aquí estamos enfrentados al final
Donde sólo mil palabras escritas serán testigo.

No fui capaz de penetrarte,
Te me escurriste en el camino, no sé por qué
(Tal vez no sea importante saberlo)
Quedarás como un recuerdo
Como una teoría inconclusa
Una tocata y fuga permanente
Una obertura sin muchos instrumentos
Que hubiese deseado interpretar para endulzar nuestros oídos

Te entregué mi calor, fui verdadera y honesta
Armé y desarmé tu cama, acaricié tu rostro,
Recorrí tu cuerpo en busca de la pasión que sé tienes
y que percibo, no me pertenece

Me quedé en las dos primeras líneas…plácida amistad.
Y traté; traté derrotando al miedo que cargaba en mi equipaje.
Y a pesar de eso ya no bailaremos las melodías que algún día me compartiste
Ni caminaremos por las calles tomados de las manos
Porque se mantuvieron siempre en tus bolsillos
Esperando quién sabe qué calor lejano

No pude alimentar tu corazón
Ni ofrecerte lo que no tengo, ni existe en mí
No corren lágrimas por mis mejillas, nada le pone sabor a lo que siento,
Un vacío profundo se anida nuevamente en el hueco de mi ser,
Vacío que me prometí no dejaría entrar nuevamente

Lo que daña deja cicatriz profunda agonizante,
Más no quiero morir otra vez una muerte lenta,
De sueños, esperanza y espera
De sembrar una relación calificada trabajosa
Por necesitar lo que no se me puede dar
Por dar lo que no necesitan de mi

Se que en algún momento recordarás mi presencia,
Mi paso por tu piso,
Mi olor en tu almohada,
Mis besos en tu cuerpo,
Mis abrazos en la noche,
Mi mirada y mi sonrisa.

Por mi parte te llevaré conmigo,
(Bien sabes que lo haré)
Con una sonrisa aterciopelada,
Con paso lento,
Mirando sobre mi hombro
Con añoranza de futuro
Lo cual un día pensé
No podía existir.

jueves, 19 de febrero de 2009

Snob (Uno de mis primeros vómitos)

Volvía a mis habituales quehaceres, un vaso, hielos, escocés y una espesa capa de niebla, espesa, de aquellas que solo emanan los cigarrillos de filtro color café claro (me emputecen los Light y su maldita miseria de matarte sin sabor), una música de mierda se camuflaba perfectamente con el hedor que expelía el inmundo baño del fondo del bar.

Muchos oportunos bebedores, asistían diariamente a este mísero lugar, donde cual o más borracho contaba alguna anécdota de su vida fuera este universo, o recitaba algún poema de su imaginación embriagada (o embriagadora en algunos casos), para sus colegas asistentes y recibir las críticas especializadas de éstos.

Llevaba no sé cuanto tiempo bebiendo (ese día), con suerte sé cuantos años fui, apenas sé que hace un par de años que no voy. En un estrepitoso quiebre del momento, violentamente el repique de mi teléfono me sacó del lugar, era Milagros, la chica que encendía mi pluma por aquellos años, furiosa porque yo no aparecía por ningún lado, hoy, saldríamos a una recepción de una pareja de artistas conceptuales chilenos que venían llegando de Europa, amigos de infancia de ella, por cierto, eminencias según snobs que rinden culto a lo desconocido y extraño.

Joaquín y Florencia, dos niños que fueron enviados por sus padres a las más prestigiosas universidades del viejo continente a estudiar arte y acá el circulo de personas que se creen dueñas del arte les prepararon una recepción y la pareja de artista invitaron a Milagros y a mí (sin conocerme, era: “Milagros y acompañante”, lo que decía en la invitación).

Salí corriendo del bar, en medio de un conmovedor poema de Edgardo, uno de los borrachos más célebres del under, muchas veces bebió gratis, gracias a la notable belleza para contar o recitar lo que su pluma escupía o vomitaba (como él decía).

Para mi suerte la recepción se haría en un salón cercano al bar donde me encontraba, llegué al lugar y Milagros se movía de un lado a otro en la entrada del lugar, luego de una mirada inquisidora y casi de reto, hizo un comentario acerca de mi vestimenta y entramos al salón. Era un espacio enorme, ostentoso (pretencioso a full), cuadros en la pared, muchísimos, pero en tan grandes paredes y espacios los clásicos snobs se quedaban mirando cuadros aproximadamente diez o más minutos (¿creerán que aparecerán huevadas ocultas como los en 3-D?). ¿Qué hacia yo en ese lugar?, era la pregunta que más rondaba por mi cabeza, cuando de repente una celestial proposición de saco de mi ensimismamiento: -“¿Vino, para el señor?. Me ofreció un relamido y elegante mozo, agradecido de semejante acto asentí con la cabeza y tomé una copa, estaban servidas hasta poco menos de la mitad, así que de un trago me lo bebí y antes de que el mozo girara le saqué dos copas más, en algo mejoraba el panorama.

Milagros, por su parte, hacía vida social, todo el mundo se le acercaba, la conocían y yo solo me acercaba a los mozos para seguir disfrutando de lo único bueno de la recepción, el bien amado vino.

Seguía pululando alrededor de los mozos y su valioso cargamento, cuando la luz de manera casi hipnótica comenzó a declinar su intensidad y una música casi de letárgica melodía indicaba que el show iba a comenzar.

Salieron a escena: pulcramente peinados y vestidos, comenzaron a moverse al ritmo de la música, la cual comienza a subir de ritmo y velocidad, ambos “artistas” empiezan a moverse con un frenesí endemoniado, juego de luces y algo un poco raro para mí (un tipo con cero instrucción artística)…

Seguía el contorneo de los “jóvenes artistas” sobre el escenario, en un cambio estrepitoso de música y luces él saco desde el rincón el escenario unas latas de spray y comenzó a disparar su pintura sobre un lienzo (dispuesto para eso), ella aprovecho la distracción de este espectador para hacerse de unas antorchas, tres para ser exacto y comenzó a hacer malabares (puaj!!! Una absoluto fiasco), yo seguía bebiendo.

Luego de unos minutos acabó la música, se encendieron las luces y los aplausos brotaron como si hubiesen visto algo increíble, él tomó el lienzo y lo mostró, eran unos garabatos ilegibles y sin sentido (graffiteros autodidactas de mi barrio superarían largamente en el arte de pintar con latas de spray). Ella, linda, pero en cada esquina de la ciudad hay no una, si no varias malabaristas mejores (no con su fina ropa y cabello tan limpio, pero definitivamente mejores).

Una vez bajo el escenario, la gente rodeaba a los muchachos, entre ellos Milagros, yo miraba desde lejos con mi respectiva copa de vino, entre tantas copas terminé envuelto en la conversación del grupo, una experiencia insufrible: todos quién más o más hablaba de algún “show conceptual” visto en alguna ciudad del mundo y de lo fantástico que era ese tipo de presentación. Creo que mi cara mostraba claramente ánimos de desazón y aburrimiento. “Me largo”-dije y miré a Milagros, a lo que ella respondió: “Vete, así con esa actitud tuya nunca vas a lograr nada”, nada quiero lograr le dije y me miró de una manera que ya no me gustó tanto. Bebí de un trago el contenido de mi copa y dije adiós, ella solo corrió a mí solo para decir: “Hace tiempo debí dejarte, pero pensé que algo importante podrías hacer”, no pude contener mi risa y dije: “¿Qué es importante?” – “Podrías dejar beber un poco, buscarte un trabajo mejor y ahorrar dinero”- fue parte reproducible de su repertorio. La miré por última vez a su rostro y me despedí sin palabras, sabía que era la última vez que nos veríamos, dí la vuelta y me dirigí a la salida, a la pasada tomé otra copa de vino para pasar el mal trago.

Una vez fuera del salón, recordé que estaba cerca del bar y presuroso me puse en camino. Llegué al bar justo en el momento que Edgardo subía al escenario por segunda vez, él me miró y con su sensibilidad de poeta me vio e hizo una seña a nuestro mesero de muchas y tantas jornadas de gloriosa ingesta poética, Ernesto, quien presuroso trajo consigo a mi mesa un escocés, hielos y un vaso. Con la mirada dí las gracias al poeta y salude y agradecí a Ernesto.

-¿Todo bien?- preguntó, muy bien dije yo, a tiempo que me bebía mi primer vaso de escocés y prendía un cigarrillo.

Me contó además que el poema de Edgardo había maravillado a todo el bar, por eso que ahora para que volviera a subir se había dejado todo el bar abierto (Y yo me perdí el bar abierto y peor el poema), excelente dije.

Luego de escuchar un rato, tuve una duda. Llamé a Ernesto, y le hice una pregunta:”¿No has pensado en trabajar de mesero, pero en un lugar de esos de cocktails y recepciones?-pagan muy bien”, argumenté. NO!!!- fue la tajante respuesta- y dejar de venir a este lugar rodeado de borrachos maravillosos, para atender a personas pretenciosas, usar un corbatín ridículo, uniforme, andar con el pelo relamido, aparte de que con lo que gano acá, no tendré grandes lujos, pero me alcanza para vivir, prefiero eso que ganar más dinero y trabajar para snobs y tipos que me tratarán como una miseria…

Jamás!!!, me quedo con ustedes- Fue su devastador argumento- ¿Por qué lo preguntas?-me dijo… Bebí al seco mi vaso, puse mi mano en su hombro y dije: “Por nada Ernesto, por nada”.

martes, 20 de enero de 2009

VEJENTUD

La juventud añoro,
Se fue un tesoro,
Que bien corría todo el día !
La noche toda era derroche
Tomaba, cantaba,
Pitos pitiaba !!
Recorrí el país a deo,
Todo era gueveo !!
Niña que conocí,
Niña con quien viví,
Sin tener cuidado
De quien estaba al lado,
Quedabamos agarrados,
Super enamorados !!
Nos íbamos a la convivencia
No había ambivalencia ,
El pelo me dejé crecer,
qué bien se me iba a ver !!
Hoy me quedan pocas canas,
De peinarme ni tengo ganas !!
Usaba patas d’elefante ,
Siempre pa’ elante !!!!
Qué grande me sentía,
Sin pensar que envejecería,
Qué época más bella,
No perdoné ni una botella !!!
Viajé por todas partes,
Me creí en un mundo aparte !!!
Más el tiempo pasó,
Miren como me dejó :
Se me arrugo la piel,
Ninguna mujer me es fiel !!
La juventud añoro,
Se fue un tesoro !!
Puede uno pensar :
Que para siempre va a durar ?
Los años pasan sin embargo,
No es muy largo !!
La niña de brillante Mirada,
Se convirtió en vieja amargada !!
Tuvo tantos pretendientes,
Hoy le quedan pocos dientes !!
De ver un femenino talón,
Se me inflamaba el pantalón !!
Hijos hice, cuantos quise !!
Me han despreciado,En la pensión estoy tirado !!
No puedo ni tomar
Todo es malestar!!
Tengo agotado el corazón,
Hasta me cago en el calzón!!!
Tanto recorrí,
Que inmortal me creì!!
Màs bastó un cerrar de ojos,
Aquì me tienen,
no quedan ni despojos !!
Estoy acabado,
Para mì esto se ha terminado !!
Pero quiero seguir,
No me quiero morir!!
La juventud fué un Tesoro,
Es un tiempo que añoro !!
No me alcanzaban.
Las piernas orgulloso me llevaban!!
Musculosas pantorrillas,
Olvidadas las rodillas!!
Ahora que estoy en el ocaso,
Todo me duele,
si quiero dar un paso!!
Nadie se preocupa de mì,
Dicen : « que ya mucho vivì !!
Es el pensar que tengo alma,
Lo ùnico que me da un poco de calma !!
No quiero continuar a envejecer,
Joven quiero volver a ser!!
Recorrer de Nuevo las entrañas,
De esa hermosa extraña!!
Sentir esa intensa sensaciòn,
Que me daba la pasión !!
Pero vuelvo a la realidad,
Ya no se para ni por casualidad !!
Que amargo desengaño,
El paso desenfrenado de los años !!!
La vejez hasta te pone hediondo,
Es una decadencia sin fondo !!
Serà el ataúd,La ùnica salud ??
Pasaba horas ante el espejo,
Mis ojos, ya no me devuelven ni el reflejo !!
No estoy màs en la gloria,
Seguido se me borra la memoria !!
De nada ni nadie me acuerdo,
He dejado de estar cuerdo !!
Tuve tantos amigos,
Hoy nadie esta conmigo !!
Los doctores me avisaron :
« Para esa vida, no es sano !! »
Màs en mi porfía continué,
Sin pensar en la vejez !!
Y aquì me tienen, solo y tirao,
Quien se hubiera imaginao,
Que un dìa habrìa de ser yo !!!
EL VIEJO CULIAOO !!--

Jacinto Fernandez

Aporte de un chileno en francia

Inclompeto...

Disfrutaba de una cálida noche en su bar favorito, que a estas alturas es cualquier taberna que esté llena de humo, cerveza, precios módicos, mujeres y buena música de fondo. Llevaba ahí un par de horas disfrutando de la libertad mental que le otorgaba su elixir favorito, ¡de cómo cuando baja por su garganta! ese frío líquido de gusto amargo le quitaba responsabilidades heroicas que tenía que cumplir.
La conversación era una divagación eterna, los asistentes que rodeaban su mesa discutían de detalles y de que no se ponían de acuerdo acerca del mejor libro que se parió en este lado del mundo, en fin, una discusión sin punto final…
Su cabeza navegaba, en cada bocanada de humo de sus cigarrillos, en cada sorbo de su vaso, venía a su cabeza esa sensación de estar en el aire, expandirse a voluntad del humo que jugaba en el aire entre una y otra opinión, que estaba en los espacios dejados al aire, que escuchaban todo y se complotaban con las ideas expuestas por cada uno de los bohemios.
No pasó mucho tiempo de paz, es tradicional que en lugares como estos haga su aparición estelar y meta su cola cierto personaje, llámenlo como quieran, que provoca desmanes e imbecilidades humanas bajo el efecto de la liberadora pócima de color amarillo, comenzó el maldito personaje a pulular entre mesas, comentando cosas a los oídos de los parroquianos, cosas de alto contenido ofensivo, paranoias entre algunos asistentes más vulnerables, odiosidad y el aire se hizo más pesado, llegando incluso a desaparecer el humo juguetón del que antes hacía mención. Nuestro héroe, como siempre, atento a la conversación, pero siempre atento al entorno también, notó la mala leche del personaje y sus metidas de cola, cosa que lo mantuvo atento y prevenido.
Por momentos volvía en la calma al lugar, pero el maldito personaje seguía metiendo odiosidades y conceptos de tipo bélicos en las cabezas de los asistentes hasta que sus medidas surtieron efecto y comenzaría una pelea entre los bebedores de aquella noche…
Ágilmente saltó por encima de varias mesa y pateó el pecho del maldito personaje, al momento del contacto el tiempo en el bar se congeló, solo nuestro héroe y el personaje odioso siguieron en movimiento, luego de la patada, el engendro voló unos metros y solo se detuvo cuando golpeo la pared, antes de que reaccionara Pilsen saltó sobre él y procedió a patearlo, en un movimiento rápido el enemigo tomó un pie de Pilsen y lo arrojó contra unas mesas y sillas que estaban amontonadas, que al recibir el impacto de su humanidad cayeron sobre él.
El resto del bar seguía detenido, nuestro héroe apenas se movía bajo todo el mobiliario, aprovechó el innombrable de ponerse de pie y reír de buena gana, las carcajadas rebotaban en las sucias paredes de la cantina, caminó maldiciendo al malherido: “Maldito hijo de puta!!! A cuantos ascendentes míos mataste? Cuantas generaciones de los nuestros temiendo tu castigo… jajajaja! Y hoy en el lugar que más frecuentas y con uno de los elementos que más utilizas le pondré fin a tu existencia y de paso nos liberaremos de tu justicia eterna!!!”, luego del discurso procedió a tomar una botella de cerveza vacía la cual rompió en una de las mesas que cubrían a Van, el sonido de una botella de cerveza le rompió el corazón, mucho más que sentir que su fin estaba cerca…
El liquido escurrió por entre medio de las sillas y mesas amontonadas hasta caer sobre los labios de nuestro sediento favorito, mientras el “colúo” lo toma de la pierna y comienza a jalarlo para sacarlo de abajo del montón. Cuando logró sacarlo lo tuvo tirado sobre el piso listo para finalizar su tarea y así vengarse de muchas generaciones de su casta endemoniada, tomó la botella rota y con el filo del vidrio pretendía apuñalar hasta destruir al justiciero por completo...


Continuará…

P.S:Al que se le ocurra el final que lo haga...

martes, 13 de enero de 2009

Regando

Regando, andaba regando mi ser por este mundo, donde había habido momentos de sequía, y de inundación ahí había estado. Elegía lo que regaba y también cuándo y dónde.
Hace algunos meses empecé, o más bien tomé conciencia de la extraordinaria labor que cumplía.
Regar no es una labor fácil, pero tampoco es considerada digna o deseable, se la ve como un oficio que cualquiera puede cumplir y para lo cual no se necesita estudio ni preparación.
Pues bien, heme aquí regando desde hace ya muchos años, inconsciente de la magnitud de mi trabajo.
Fue una noche de otoño cuando por primera vez y de un modo casi fortuito, tomé razón del don que mi labor requería. Aquella noche de otoño, de modo imperceptible empecé a regar lo que en ese momento semejaba un arbusto, frondoso y algo desvencijado. No tengo certeza de por qué lo hice, sólo fue producto del cumplir una labor que si bien había dejado de efectuar, me era inherente. El goce del momento, el regocijo de la acción, bien valieron la pena de gastar mi preciado elemento.
Cuál sería mi sorpresa al darme cuenta de que con el paso del tiempo el mencionado arbusto fue, con el tiempo y el agua, creciendo cada día más frondoso, pero aún más me sorprendía el ver cómo sus raíces se mostraban vigorosas y con el tiempo engrosadas y profundas.
No podía ni quería separarme de mi función y menos del tan querido arbusto. No me movía. Trataba de no alejarme para poder observar, generalmente con la luz de la luna y el amanecer, la maravillosa imagen de su desarrollo. Lo que más me impactaban eran sus raíces (creo que sólo por estos días me logro explicar el por qué) entreveradas, malformadas y algo viciosas.
Sólo me permitía algunos momentos para continuar regando el resto de las plantas que había tomado (o que por años habían estado) a mi cargo. Movilizarme se me hacía difícil y no lo podía explicar, no quería, ni tenía la necesidad. Esta surgió (la necesidad) duramente frente al cuestionamiento propio y ajeno, especialmente el propio. Cómo no hacerlo cuando vi con temor que uno de mis pies se había atorado entre las raíces del arbusto, sacarlo era dificultoso por no decir imposible. Me vi enfrentada a la toma de decisiones, cuestión fatal para una persona de mi tipo, absolutamente indecisa.
El suceso era vital, debía tomar una determinación la que sabía me provocaría dolor y nostalgia. Había que hacerlo pues mi labor debía continuar y tenía responsabilidades para con las otras plantas del lugar.
Llorando tomé un hacha, pequeña y filosa. Me oprimía el pecho cuando el reflejo de la luna destelló sobre ella. Con una discreta lágrima en mi cara y con manos temblorosas empecé a golpear las raíces de mi querido arbusto. Sabía que él no iba a morir, sabía que en el acto era más probable que el dañado fuera mi pie, pero no dudé en hacerlo, seguí lentamente hasta que en el corte final me desarmé en llanto no sólo por mi pie herido, no sólo por eso, sino que también por mi movilidad recuperada.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Un cuento

Una tarde, la princesa vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla decorar un prendedor,
con un verso y una perla y una pluma y una flor
.

La princesa pensaba que la estrella estaba ahí para ella, sólo para ella. Nunca pensó en los entreverados y escabrosos caminos que debería recorrer para alcanzar la caprichosa estrella que desde tan lejos parecía llamarla con un dejo de seducción arrebatadora. Así pues se preparó durante la noche para emprender el camino hacia su preciado tesoro, oculta en la oscuridad de la noche y en silencio, pues sabía que aquella decisión estaba prohibida, tanto por los brujos consejeros, como por la corte a la cual pertenecía. Si era sorprendida sería enfrentada al escarnio público, juzgada, exiliada o muy probablemente torturada hasta enfrentar la muerte. Nada de eso la hacía desistir de su decisión, verso, perla, pluma y flor estaban atesorados dentro de su cofre, sólo le faltaba la estrella deseada.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella que la hacía suspirar
.

Caminó con júbilo y decisión, con la seguridad que le daba su objeto de deseo. Rasgó vestiduras, gastó sus delicados calzados hasta sangrar, mas la estrella deseada merecía eso y mucho más. El dolor seria parte de su conquista al llegar a su destino y cumplir su objetivo.

Fue asaltada, engañada y violentada, pero su deseo era más fuerte y el sufrimiento le daba más energía para seguir adelante. La locura y el capricho eran sus compañeras de viaje.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así
.

Así fue como tras el largo viaje decidido, luego de dormir, la princesa despierta ante el azul oscuro firmamento. No hay estrella, la luz se ha desvanecido, ha dejado de existir, quizás hace millones de años. No fue un sueño, fue la velocidad…


Margarita, está linda la mar,
y el viento lleva esencia sutil de azahar: tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un "gentil" pensamiento
al que un día te quiso contar un cuento
.(Rubén Darío)

viernes, 14 de noviembre de 2008

Génesis de nuestro héroe

Corrían tiempos alterados en la aldea, atacada y a merced de sangrientos dragones vivían bajo un régimen de tiranía y vejaciones…
Los aldeanos no sabían como liberarse del yugo esclavista y abusivo de estos monstruos que escupían fuego a diestra y siniestra, la aldea era azotada una y mil veces por cataratas de fuego y furia de estas bestias.
Un día un valiente escudero, después de la muerte de su maestro, corrió sin importar nada y se dirigió a la velocidad del viento a un país del Reino de Los Países Bajos en busca de un caballero andante, valiente y que sea lo bastante atrevido como para enfrentar dragones… Su intensa búsqueda fue desastrosa; todos y cada uno de los caballeros de la corte y demás ordenes reales daban un “no” como respuesta, lo que no desanimaba al noble y soñador escudero… Caminó y caminó, durante días y noches, hasta que una de esas noches terminó en un bar de mala muerte mendigando cerveza…
Ya famélico entró a la cantina y se desplomó sin fuerzas, una vez repuesto un parroquiano de la mesa de amigos que bebían el exquisito elixir le invito un vaso, a lo que el escudero asintió con la cabeza y antes de terminar el gesto técnico de su movimiento tomó el vaso y lo trago de un sorbo… Provocando la admiración y simpatía de los contertulios que rodeaban la mesa en cuestión y comenzó a contar la historia de su poblado entre vasos y jarras de cerveza.
Al final de la conversación todos desparramados por la mesa por tamaña ingesta, uno de los presentes que estaba muy borracho se apiadó de la historia y se ofreció para ir a pelear contra los dragones de su poblado… Pero había un problema el valiente en cuestión no era caballero, ni familia real, ni nada, solo un obrero que gustaba de beber mucha cerveza, pero si se conseguía una armadura, escudo y espada se enfrentaría por la libertad de los habitantes del pueblo de aquel escudero, éste recordó que tenía todo lo antes pedido por el valiente bebedor que había quedado de su maestro antes de morir y que encajaban perfectamente en la talla del atrevido.
Al aceptar el ofrecimiento todo el bar emocionado hasta las lágrimas, aplaudió de pie al dueño de la cantina ordenándole a sus meseros: “Sirvan Pilsen, sirvan Pilsen”, luego de eso la fiesta fue total.
Al amanecer partieron con la caña el escudero y el valiente voluntario, fueron 3 días y 2 noches de caminatas intensas para llegar al poblado, aprovechando la oscuridad como cómplice fueron al hogar del fallecido maestro y vistieron al osado con la armadura, le dieron la espada y el fino corcel; apenas despertó el alba corrió con el fiero escudero a batallar contra los opresores…
Fue una batalla sangrienta, la espada libertadora del voluntario, sacudía de un lado a otro entrando por la piel de uno y todos los dragones, fueron uno a uno cayendo rendidos y muertos ante la potencia de la justicia y las convicciones de libertad de tenía el obrero, hasta que por fin dio muerte al último dragón y acabó la épica batalla que duró 2 días y una noche…
Finalizando el segundo día era una noche de triunfo y el pueblo quería festejar a su nuevo héroe, montaron escenarios y una gran parafernalia
A la espera del Rey del pueblo que daría algún título nobiliario por tamaña odisea.
Se monta toda la parafernalia, cosa que nuestro héroe no entendía, porque lo único que tenía en mente era una pilsen, además un pequeño detalle que el noble escudero olvidó advertir… Cuando ante el Rey, púsose de rodillas nuestro héroe, habló en una lengua que no entendió y miró al escudero que le decía susurrando:
“te está ofreciendo ser Sir o lo que quieras”, a lo que nuestro sediento héroe respondió: “Sirvan pilsen, sirvan pilsen” y el pueblo enloqueció y en un estallido que se escuchó en todas las comarcas vecinas, todo el pueblo coreaba: “Sir Van Pilsen, Sir Van Pilsen”, por lo que el Rey dio tres toques con su espada, uno por hombro y el tercero en la frente y dijo: “Bajo el poder que me infirió Dios desde hoy serás Sir Van Pilsen”, amén.